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Una conversación con el Dr. Prakash Hande descifra los secretos de los telómeros, su relación con el cáncer y qué puede hacer Costa Rica al respecto.

 1 oct 2025

Salud

Hay relojes que no se ven, pero que marcan el paso del tiempo con una exactitud biológica impresionante. Muchos de estos relojes están escondidos a lo interno de nuestras células, algunos, en los extremos de los cromosomas, que son los encargados de determinar cuánto vive cada una de ellas.

Esos relojes a nivel celular se le llaman telómeros, y entender su comportamiento podría transformar para siempre la manera en que enfrentamos el envejecimiento y el cáncer.

Así lo compartió el Dr. Prakash Hande, un reconocido investigador en biología molecular y envejecimiento celular de la Universidad Nacional de Singapur, en su visita al Instituto de Investigaciones en Salud (Inisa), de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Durante su estancia en la UCR, el Dr. Hande compartió un conocimiento que mezcla lo invisible con lo trascendental, especialmente, sobre cómo los telómeros —una pequeña estructura del ADN al extremo de los cromosomas— pueden decidir la salud del cuerpo entero.

“Los telómeros son secuencias específicas de ADN repetitivo y tienen como principal función proteger directamente a los cromosomas. En un sentido más amplio, su objetivo es salvaguardar la estabilidad genómica de las células”, señaló el Dr. Hande.

Si lo contextualizamos en el ser humano, esta protección se extiende desde las células hasta los tejidos y órganos, lo que contribuye a la integridad funcional del cuerpo humano.

Por esta razón, indicó el Dr. Hande, los telómeros son esenciales para mantener la integridad estructural y funcional de los cromosomas, y con ello, la estabilidad genómica de la célula.

Pero, si esa estabilidad deja de existir, ¿qué podría pasar? Una respuesta es posiblemente la que está pensando: el desarrollo de un cáncer.

 

Un reloj con caducidad

 

Para entender lo anterior de mejor forma, volvamos a la biología básica. Recordemos que cada célula humana posee un total 46 cromosomas.

En cada extremo de cada cromosoma, un telómero funciona como un guardián silencioso que lidera la capacidad de una célula para dividirse, proliferar, replicarse o sobrevivir, según la longitud de sus telómeros. ¿Y quién mantiene esa longitud? La enzima telomerasa.

El problema acá es que no todas nuestras células poseen la enzima telomerasa. Las células somáticas —aquellas que componen la mayor parte del cuerpo humano, como las de la piel, músculos o hígado— carecen de actividad telomerasa y llegan a morir.

Por ello, con el paso del tiempo, sus telómeros se van acortando progresivamente, lo que conduce a un proceso conocido como senescencia replicativa; es decir, la pérdida de capacidad para dividirse y regenerarse.

Dicho proceso es un evento totalmente natural que marca el envejecimiento y, finalmente, la muerte celular. Esto es lo esperable y lo deseado. Pero a veces hay excepciones: las células cancerosas.

Las células que sí expresan telomerasa —como las células germinales, células madre o muchas células cancerosas— pueden mantener sus telómeros y, por lo tanto, evitar o retrasar la senescencia (muerte) celular. En otras palabras, se siguen replicando como si fueran inmortales.

“Aproximadamente, el 80 al 85 % de los cánceres humanos producen una enzima llamada telomerasa. Ella repara los telómeros e impide que se acorten. Así, las células tumorales pueden dividirse sin límite y volverse inmortales”, detalló el científico.

El Dr. Prakash Hande, investigador reconocido a nivel internacional, ha dedicado su carrera a estudiar los telómeros, esas diminutas estructuras que protegen los extremos de nuestros cromosomas y que determinan cómo y cuándo envejecen nuestras células.

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En términos más sencillos, el mismo mecanismo necesario para el envejecimiento de nuestras células es manipulado por el cáncer a fin de vivir para siempre. ¿Y podría haber una solución? Quizá sí.

Para el Dr. Hande, detener a la telomerasa podría convertirse en una terapia de precisión contra el cáncer y generar grandes beneficios.

Si se lograra, indicó el experto, se podrían evitar los efectos de los tratamientos tradicionales —como la quimioterapia— que destruyen tanto células sanas como malignas. Al inhibir la telomerasa, se podría atacar solamente las células de cáncer que la utilizan para volverse inmortales.

“Empecé a estudiar los telómeros casi por accidente. Primero, inicié en biología de la radiación, luego pasé a estudiar cromosomas y descubrí los telómeros justo cuando este campo nacía, en los años noventa. Me fascinó su papel en el envejecimiento y el cáncer. Era como mirar el reloj interno de la vida y, si logramos apagar esa enzima en las células tumorales, ellas dejarán de proteger sus telómeros y morirán”, comentó.

Saber esto es fundamental ante la larga esperanza de vida y un aumento en las cifras de vejez y envejecimiento que, lamentablemente, también se vincula con la aparición del cáncer.

De acuerdo con el Dr. Hande, a mayor longevidad, mayor probabilidad de enfermar, pues “el cáncer es una enfermedad asociada al envejecimiento. No es que haya más riesgo ahora, sino que vivimos lo suficiente para que aparezca”, explicó.

Por este motivo, entender el cáncer desde su raíz molecular es clave para cualquier país que aspire a mejorar su sistema de salud y, en esto, Costa Rica tiene un enorme potencial.

 

El potencial costarricense

 

Utilizar este tipo de conocimiento innovador en Costa Rica es una semilla que ya germina. Desde el Inisa-UCR, y otros centros de la UCR, se promueven proyectos de diagnóstico temprano, prevención y terapias innovadoras.

“En ese sentido, tenemos un esfuerzo desde diferentes institutos y centros de investigación que están desarrollando nuevas técnicas para avanzar en el diagnóstico temprano y en nuevos tratamientos. Este es un esfuerzo por fortalecer la base de conocimiento y desarrollar nuevas técnicas en nuestros laboratorios. Tenemos un largo camino por recorrer, pero estamos trabajando en ello, y esta visita del Dr. Hande es parte de estos esfuerzos”, añadió el Dr. Fabio Andrés Chaves Campos, de la Sección de Genética del Inisa-UCR.

Incluso, el Dr. Warner Alpízar Alpízar, biólogo molecular del cáncer, el Dr. Chaves y el Dr. Alejandro Blanco Saborío, incentiva el curso “Tópicos actualizados en diagnóstico, prevención y tratamiento del cáncer”, para que el país avance paso a paso hacia una mejora en el campo científico nacional. El curso se encuentra dentro del quehacer de acción social del Inisa-UCR.

“Costa Rica necesita una base de conocimiento. Primero, es necesario formar a estudiantes y a profesionales capaces de comprender y liderar esta investigación que, inclusive, puedan sacrificar el dinero por el bienestar colectivo, porque aquí no se gana mucho. Después, vendrán los equipos, los laboratorios, los tratamientos. Pero todo comienza con las mentes”, motivó el Dr. Hande.

Hoy, tras décadas de investigación, el experto está convencido de que los países que inviertan en ciencia básica serán los que logren entender, tratar y prevenir mejor las enfermedades del siglo XXI.

“El conocimiento científico requiere pasión, disciplina y sacrificio. No siempre ofrece grandes recompensas económicas, pero su valor está en servir a la humanidad. Los estudiantes deben elegir con el corazón: investigar para sanar, para prevenir, para cambiar vidas”, señaló el experto internacional.

Esta fue la primera visita del especialista a Costa Rica, quien manifestó su impresión con el entusiasmo y la receptividad de los estudiantes. Asimismo, resaltó que cada país tiene su propio contexto y debe enfocar su investigación en sus necesidades locales.

Así, quizá en algún momento el reloj invisible que late en cada célula, también puede marcar una nueva oportunidad para la ciencia costarricense, en la cual el conocimiento se convierta en salud, esperanza y vida.

 

Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista Oficina de Comunicación Institucional
Área de cobertura: ciencias de la salud
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Correos de Costa Rica entregó un matasellos conmemorativo

El matasellos es un recordatorio del valor de la ciencia y la salud en el desarrollo de Costa Rica, un mensaje de orgullo nacional que viaja dentro y fuera de las fronteras

El Instituto de Investigaciones en Salud (Inisa), de la Universidad de Costa Rica (UCR), obtuvo uno de los más grandes honores que puede recibir un ente costarricense: ser inmortalizado en la historia mediante un matasellos y un sobre que trasciende las fronteras.

En un acto cargado de simbolismo, orgullo y memoria institucional, el Inisa-UCR hoy cuenta con un matasellos y un sobre conmemorativo en el marco de su 50 aniversario otorgado por Correos de Costa Rica, el cual honra de manera solemne y significativa los invaluables aportes dados por este instituto a la salud pública nacional. Las razones sobran.

Durante cinco décadas, el Inisa-UCR ha desarrollado múltiples proyectos de investigación básica y aplicada. En sus primeras décadas, por ejemplo, el Inisa-UCR centró sus esfuerzos en problemáticas urgentes como la desnutrición infantil y las enfermedades diarreicas.

Posteriormente, amplió sus líneas de trabajo hacia enfermedades y malformaciones congénitas, cáncer, diabetes, obesidad, envejecimiento y determinantes sociales de la salud.

Entre sus contribuciones iniciales más destacadas está el impulso al Programa de Tamizaje Neonatal en el Hospital Nacional de Niños, gracias al trabajo de los doctores Carlos Céspedes y Ramiro Barrantes.

También los aportes del Dr. Leonardo Mata Jiménez, el primer director del Inisa-UCR, quien fue vital en la validación del uso de suero oral para la atención de diarreas en Costa Rica, una innovación avalada inicialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En años recientes, el Inisa-UCR ha ampliado su mirada hacia temas emergentes como la vigilancia de virus en aguas, estudios sobre estrés y salud mental, inteligencia artificial aplicada a la salud, desarrollo de plataformas para la detección temprana de lesiones precancerosas y cancerosas, así como la resistencia antimicrobiana.

“Nos hemos transformado con el tiempo, pero sin perder de vista nuestra esencia: generar conocimiento útil, riguroso y ético que impacte a la sociedad. No basta con identificar las causas de las enfermedades, queremos aportar soluciones que lleguen a las personas, a las comunidades y a las políticas públicas”, subrayó el Dr. Fernando Morales Montero, director del Inisa-UCR.

Ahora, mediante estos elementos conmemorativos dados por Correos de Costa Rica, se posiciona al Inisa-UCR en la historia postal del país y se proyecta su impacto más allá de las fronteras.

“Este acontecimiento pasa a formar parte de la historia postal de nuestro país. El Inisa-UCR ha impactado en forma real la salud de las personas. También ha construido un legado de investigación científica, docencia y acción social que ha fortalecido a Costa Rica en uno de sus pilares más valiosos: la salud pública”, expresó Susan González Monge, directora de Mercadeo y Comunicación de Correos de Costa Rica.

El matasellos y el sobre poseen un diseño alusivo a la salud y a la ciencia. Su circulación se dio del 9 al 13 de junio a nivel nacional e internacional, llevando consigo una representación visual del medio siglo de trabajo comprometido de la institución.

Para González, el Inisa-UCR ha sostenido su misión institucional durante décadas, al adaptarse de manera efectiva a los cambios del contexto y con un firme compromiso con el bien común.

“Que este matasellos no sea una pieza de la colección, sino un recordatorio del valor de la ciencia y la salud en el desarrollo de Costa Rica, así como un mensaje de orgullo nacional que viaja dentro y fuera de nuestras fronteras”, puntualizó González.

“No es a cualquier institución a la que se le aprueba un lanzamiento especial. Este reconocimiento lo recibimos con profundo orgullo, porque representa cinco décadas de investigación rigurosa, compromiso social y aporte constante a la salud pública costarricense”, agregó el Dr. Morales.

 

Un momento histórico

 

  

Una huella

Durante su discurso, el Dr. Morales resaltó el papel de la acción social y la extensión docente como ejes fundamentales de la misión universitaria.

Desde el Inisa-UCR se han desarrollado proyectos que llevan el conocimiento científico fuera del laboratorio, acercándose a comunidades específicas, profesionales de la salud y al público general.

“Somos una universidad pública y nos debemos a la sociedad. Por eso salimos de nuestras oficinas y laboratorios para compartir lo que aprendemos y generar bienestar en donde más se necesita”, dijo el Dr. Morales, quien agradeció el compromiso de todo el personal técnico, administrativo y académico del Instituto.

La ceremonia concluyó con el acto simbólico del matasellado oficial, realizado conjuntamente por el director del Inisa-UCR y la directora de Mercadeo y Comunicación de Correos de Costa Rica. A partir de este momento, el matasellos se convirtió en un documento postal con valor histórico invaluable.

 

Jenniffer Jiménez Córdoba

 
El curso busca difundir sobre cómo la lactancia materna favorece la salud del bebé, de la madre y la economía familiar
 La Universidad de Costa Rica (UCR), mediante el Instituto de Investigaciones en Salud (Inisa), abre nuevamente sus puertas a todo el país con el objetivo de brindar el curso gratuito de preparación para la lactancia materna.

El curso, que se llevará a cabo de manera presencial cada viernes del 28 de febrero al 4 de abril de 2025 —y cuyas inscripciones se realizan en este enlace https://forms.gle/ejPPZDEbKX91u6KBA— está dirigido a madres, padres, cuidadores y cualquier persona interesada en adquirir conocimientos sobre este proceso fundamental para el bienestar de la infancia y la salud pública.

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