Para controlar e interpretar los causantes del estrés, es necesario aprender a analizar los acontecimientos de forma objetiva, recomendó la M.Sc Carmen María Coto Alvarado, enfermera obstetra y Magíster en Gerontología, durante una conferencia que impartió el 8 de mayo,en el Instituto de Investigaciones en Salud (INISA), de la Universidad de Costa Rica.
En su exposición dio a conocer los resultados de su tesis de Maestría, que desarrolló con la participación de seis personas octagenarias del Centro Diurno de Cartago; tres hombres y tres mujeres, además de cuatro familiares y la administradora del centro, para comprender cómo manejan las situaciones estresantes y las repercusiones que este ha tenido en su desarrollo personal.
La expositora considera que por razones de edad “en la etapa octogenaria se presentan situaciones o elementos estresores comunes, propios de esa etapa, como lo son la pobreza, la enfermedad, el alcoholismo, la dinámica familiar -en algunos casos conflictiva- y la viudez”
Según lo explicó, existen tres tipos de estresores: los normales, los especiales y los extraordinarios. Los estresores normales son aquellos relacionados con las necesidades y las demandas de la vida diaria, los especiales se relacionan con cambios evolutivos y periodos transicionales, mientras los extraordinarios se asocian con situaciones de pérdida y experiencias traumáticas.
La investigadora explicó que tanto los estresores como las reacciones ante los acontecimientos, son importantes en nuestro desarrollo personal.
Además, señaló que aunque las personas analizadas en el estudio tuvieron una vida llena de dificultades, no todos se dejaron afectar de la misma forma, pues el tipo de adaptación que han tenido les ha ayudado a buscar estrategias para enfrentar las situaciones adversas y hallar un camino de solución.
La M.Sc. Coto Alvarado indicó que la vida somete a las personas tanto a estresores negativos (distrés) como positivos (eustrés), por ejemplo ganarse la lotería es un acontecimiento positivo, sin embargo, la situación altera la normalidad, por lo que es considerado como eustrés.
“Las y los octogenarios participantes en el estudio que han experimentado eustrés a lo largo de su vida, manifiestan sentimientos de satisfacción consigo mismos y con su entorno; lo cual favoreció su capacidad de adaptación. Mientras que se aprecia todo lo contrario en las personas con distrés”, comentó la investigadora.
Por otra parte explicó que las personas que tuvieron estrategias adecuadas frente a los estresores, presentaron una mejor capacidad para superar situaciones adversas, es decir fueron resilientes. Además, eran más comunicativas, con buenas relaciones interpersonales y con actitud positiva frente a la vida.
Sin embargo, quienes emplearon estrategias inadecuadas para afrontar el estrés, presentaron dificultades en su funcionamiento socio-afectivo.
La investigadora indicó que “es importante no institucionalizar al adulto mayor hasta donde se pueda”. Para su criterio un Centro Diurno ayuda a que las personas adultas mayores mantengan su calidad de vida, ya que no se desligan de su hogar y reciben formación en su proceso de envejecimiento.
Esta investigación hace un aporte significativo porque se centra en este grupo etario, que está creciendo más en comparación con otros, y porque las participantes son abordadas de forma activa como sujetos de estudio, no como objeto, como ha ocurrido con otros estudios.
Esta exposición forma parte del programa anual de conferencias científicas del INISA.
Kátheryn Salazar Zeledón
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