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A partir de mayo de 2013, un grupo de investigadoras del Instituto de Investigaciones en Salud (INISA) de la Universidad de Costa Rica, en conjunto con el Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) se dedicarán a analizar las aguas superficiales del Área Metropolitana en busca de un protozoario llamado Cryptosporidium spp., asociado con intensas diarreas en animales y humanos.

Motivadas por los brotes de diarrea con causa desconocida que afectaron Escazú, El Guarco de Cartago y Santo Domingo de Heredia, en los últimos cinco años, se propusieron investigar la presencia de Crytosporidium spp. en territorio nacional.

“Eso nos motivó a pensar que es importante revisar la presencia de bacterias, de virus y de parásitos en diferentes acueductos del Área Metropolitana. Es el inicio de un proyecto para tratar de revisar esosmicroorganismos”, explicó la Dra. Liliana Reyes Lizano, microbióloga y Doctora en Patología por la Universidad de Kansas, quien es colaboradora del INISA.

Reyes dio a conocer esa investigación en la conferencia que impartió el 19 de abril en la sala de conferencias de ese instituto universitario, titulada Presencia de Cryptosporidium spp. en aguas superficiales. Su importancia en Salud Pública.

Además de la Dra. Reyes forman parte del equipo de investigación las Doctoras Rosario Achí, Kenia Barrantes, Luz Chacón, y Melissa Solano de la Sección de Infección-Nutrición del INISA, así como el Dr. Darner Mora y la Dra. Carmen Valiente del AyA.

 Cryptosporidiosis: la enfermedad

 La enfermedad que produce este parásito es la Cryptosporidiosis y puede presentarse luego de ingerir una dosis de 10 a 100 ooquistes de Crytosporidium spp. El ooquiste (estado evolutivo parecido a un huevo, muy resistente) es el mecanismo de infección, pues se abre en el intestino del huésped y ahí parasita a nivel de las células intestinales.

Una persona que se infecte sufrirá de diarrea acuosa, deshidratación, pérdida de peso y dolor abdominal. Sus síntomas durarán entre una y dos semanas. Sin embargo, si la persona es inmunodeficiente, sus síntomas podrían extenderse hasta por tres meses.

La diarrea causada por Crypto (como se le conoce comúnmente al parásito) puede presentar de ocho a veinte deposiciones diarias. Es por esto que resulta particularmente dañina para los niños menores de seis años.

Con las manos en el agua

El objetivo del proyecto es evaluar las fuentes de contaminación por Crypto. Los investigadores también buscan determinar si hay estacionalidad relacionada con la presencia del patógeno, así como comparar el grado de contaminación de las aguas antes y después de que pasen por las plantas de tratamiento. Se busca crear un protocolo para evaluar el parásito en aguas superficiales, que mejore los métodos de control de este líquido que se utiliza en el país.

Finalmente, se pretende generar un banco de ooquistes de Cryptosporidium spp. que contribuya a determinar qué tipos están presentes en Costa Rica. Esto porque en otros países se han identificado algunos tipos que generan síntomas más marcados o de mayor duración.

Para hacerlo, tomarán un total de 58 muestras en los acueductos de El Guarco, Santo Domingo, Guadalupe y en una fuente subterránea de Ojo de Agua. Estos son acueductos que tienen características epidemiológicas asociadas al riesgo de contaminación fecal y a la presencia de parásitos, por su cercanía a zonas ganaderas.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que para una óptima evaluación del nivel de potabilidad del agua, es necesario hacer un análisis de patógenos de referencia como una bacteria (Campylobacter), un virus (rotavirus) y un protozoario (Cryptosporidium). De aquí la importancia de revisar la presencia del patógeno en aguas nacionales.

Pequeño pero dañino

Cryptosporidium spp. es un protozoario muy pequeño, que mide de 4 a 8 micrómetros y que no resulta fácil de identificar. Sus diferentes especies son idénticas en el microscopio, razón por la cual es necesario recurrir a métodos más específicos para identificarlo. Además. se reproduce muy rápidamente. Su periodo de incubación es de siete días.

 Se transmite directamente de tres maneras: fecal-oral, de animal a persona (transmisión zoonótica) y de persona a persona (transmisión antroponótica). También se da la transmisión indirecta, cuando los alimentos o f3reyeslas aguas han estado en contacto con heces que transportan ooquistes.

 En 2004, un estudio reveló la presencia de Crypto en hortalizas crudas (lechugas, apio, culantro y moras). En aguas, la transmisión del patógeno es favorecida por su tamaño y su resistencia a procesos convencionales de purificación y cloración.

 La transmisión de ooquistes en Cryptospoodium es frecuente y estos son eliminados de forma masiva (por ejemplo, la boñiga de terneros infectados puede contener hasta 10x1010 ooquistes por gramo de heces). En ocasiones las lluvias profusas contribuyen a su diseminación porque arrastran boñiga de las fincas a los ríos y a quebradas adyacentes.

 

Ana Isabel Alvarado Chacón

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