“Si se permite que este proceso se mueva al ritmo de la madre y al ritmo del bebé, ellos no van a tener un camino tan complicado para lograr una lactancia exitosa”, afirmó la Doctora Lilliam Marín Arias, del Instituto de Investigaciones en Salud (INISA) de la Universidad de Costa Rica.
La Doctora Marín y la Máster Karina Ugalde González imparten el curso Preparación para la lactancia materna y alimentación del bebé durante el primer año de vida, como partedel proyecto de extensión docente del INISAdenominado Promoción de la lactancia materna y la alimentación del niño y la niña menor de un año en la comunidad.
En esta ocasión, participan 30 personas, entre las que se cuentan madres, parejas, familiares de la madre lactante y profesionales del área de la salud. Esta actividad inició el 30 de abril y finalizará el 28 de mayo. Se desarrolla en la sala de directores de la Escuela de Medicina, los martes de nueve de la mañana a doce mediodía.
Tanto Marín como Ugalde consideran que la leche materna es el alimento más adecuado para el lactante y es el único necesario durante los primeros seis meses de vida. Aporta una serie de beneficios que difícilmente los brinda otro alimento, por ejemplo, protección contra infecciones, anticuerpos, ayuda a la madurez del sistema digestivo y desarrollo intelectual. Para Ugalde, “la lactancia también es alimento emocional”.
En cuanto a las ventajas para la madre dijo que la lactancia disminuye el sangrado postparto, favorece su recuperación y la pérdida del peso acumulado durante el embarazo. Además, previene la osteoporosis, el cáncer de seno y útero y la depresión postparto.
La Dra. Lilliam Marín explicó que la madre produce la cantidad de leche que el bebé necesita, acorde con el tamaño de su estómago. Esa capacidad aumenta paulatinamente conforme crece el niño o la niña. Si esto no se respeta y se le alimenta con reemplazos de leche materna y a una cantidad excesiva, se le expande el estómago y a partir de ahí difícilmente va a poder saciarse con una toma de leche materna.
Lactancia sin dolor
Durante el curso se le explicó a las personas participantes que la lactancia es un proceso placentero no doloroso, dependiendo de la forma en cómo el bebé de adapta al pecho. Las madres recibieron sugerencias de cómo colocar adecuadamente a su hijo al pecho, ayudándolo a que abra muy bien la boca para que pueda tomar el pezón junto con la areola y formar una tetilla que al succionar logre sacar sin problemas toda la leche posible, sin lastimar a la madre.
Les recomendaron a las madres adoptar una posición cómoda mientras amamanta. Se les sugirió que utilicen almohadas en la espalda, bajo los brazos que ayuden a su confort y a su vez que coloquen una almohada debajo del bebé (para que esté a la misma altura del pecho) para evitar que la espalda se incline hacia el frente. En caso de estar sentada, se les recomienda colocar un soporte bajo los pies, de manera que la madre quede ligeramente inclinada hacia atrás. Todo el cuerpo del bebé debe estar cerca y frente a la madre.
Existen diferentes formas que una madre puede utilizar para la lactancia, sin embargo “La mamá y el bebé van a escoger cuál es la mejor posición”, dijo Lilliam Marín, quien añadió que una buena posición se reconoce, porque ambos están cómodos y la madre no tiene dolor.
Comunicación no verbal
Aunque el bebé no habla, sí se comunica constantemente con su entorno y es importante reconocer su lenguaje no verbal. Por ejemplo, saber leer los primeros indicios de hambre para evitar que llegue a un “berrinche”, apuntó Karina Ugalde.
Las señales tempranas de hambre se presentan cuando el niño se chupa los labios, mueve la cabeza, bosteza, hace ruidos de molestia y succiona sus manos o labios. En cambio, las señales tardías incluyen llanto, parches rojizos en la cara y tensión. Alimentarlo desde el principio evita que se forme un ciclo de estrés para el niño, la madre y el entorno.
“Las experiencias tempranas marcan incluso el comportamiento como adultos”, afirmó la especialista, por eso es importante que las personas que rodean al bebé fomenten una relación de confianza, de cariño y de protección. Para la investigadora, “el apego es la goma que une todo el proceso de crianza”. El apego se fomenta con caricias, conversaciones y con el tiempo que se dedica exclusivamente al bebé.
Marín propone un ejercicio para relajar al bebé: consiste en poner su propia mano en su boca para que la succionen, así no estará irritado a la hora de comer y será más fácil que se acomode correctamente.
Los cinco sentidos
La estimulación temprana no pretende adelantar procesos, sino que cada niño alcance su potencial, al fortalecer capacidades propias. Estimular los sentidos es relevante, pues en los niños menores de seis años, el cerebro y el sistema nervioso están en desarrollo.
El tacto es el primer sentido en desarrollarse y es el vehículo a partir del cual se desarrollan los vínculos afectivos. De ahí la importancia de que haya contacto y caricias. Para estimularlo, el bebé puede experimentar con diferentes texturas y es bueno permitir que toque a la madre mientras ella le ofrece el pecho. Un ejercicio que recomienda Ugalde es acariciarle las manos mientras come para que abra el puño.
El bebé reconoce el olor de la madre, por lo que es recomendable que ella no use perfumes, cremas o desodorantes con fragancia durante las primeras semanas.
El oído es el sentido más desarrollado al nacer, “cuando el bebé nace es perfectamente capaz de escuchar los sonidos tal como los escuchamos nosotros”, explicó Ugalde. Ellos entienden lo que se les dice porque perciben el tono y las emociones. Los sonidos familiares tienen un gran poder de relajación, el latido de la madre y las voces de quienes estuvieron cerca durante el embarazo, calmarán al bebé.
Al nacer, el bebé es capaz de ver bien hasta una distancia de veinte centímetros (esta es la distancia entre el pecho y los ojos de la madre). Durante los primeros meses, el rostro humano será su imagen favorita, así que “no hacen falta un montón de juguetes para estimularlo”, afirma Karina Ugalde. Ella sugiere ejercitar la vista del niño haciendo contacto visual, moviendo la cabeza de un lado a otro y esperando a que retome el contacto.
Las personas interesadas en participar en un curso sobre este tema deben matricularse al teléfono 2511-3050 del INISA.
Ana Isabel Alvarado Chacón